lunes, 6 de diciembre de 2010

6 de diciembre, un día redondo

Ayer fue un día de apunamiento (mal de alturas) estaba muy cansada por la falta de defensas y de hematíes así que me pasé casi todo el día durmiendo... La verdad es que al ritmo senil que llevo y con lo vaga que soy me va a costar reincorporarme a la rutina de no pegarme unas cuantas horas de siestas por día. Por la tarde me pusieron de nuevo sangre... Ese tema no lo llevo demasiado bien, pero la verdad es que funciona para poder recuperar fuerzas y tener oxigeno para moverme con autonomía. A la pobre enfermera que viene a ponerme los bistecs (las bolsas de sangre) le hago que me ponga una telita azul para que no se vea y calculamos el tiempo, y me pongo la alarma del móvil y le aviso cuando se termina la sangre. Definitivamente no creo que sirva para vampiro... Lo que me sorprenden son los comentarios de muchos que dicen que los mismos enfermeros cuando les tienen que sacar sangre a ellos les da mal rollo. Eso es raro, se la pasan sacando sangre, limpiando heridas y cuando se trata de las de uno es como que molestan más... No lo entiendo.
Hoy es un buen día. Me han sacados los sueros y la bomba. A cambio eso si, tengo que tomar mucha agua. El cambio ha sido porque no puedo dormir bien por las noches. Los que me conocen saben que tengo un problema de ‘minivejiga’ (voy al baño muy seguido) pero ahora con los sueros y con el Síndrome de Sjögren me paso las noches en el baño. Así que el Dr. ha decidido suprimirme los sueros y ver cómo paso la noche... a ver si descanso más. Esto es genial, ahora ya estoy libre de movimiento y no tengo que estar pendiente del cable del suero ni de arrastrar el palito dichoso que pesaba un huevo. Es cómo ser un poco más libre dentro de esta jaulita... y eso da mucha vidilla, de verdad.
Hay pequeñas cosas que uno no se para a pensar lo mucho que importan o no, pero que cuando uno lo analiza se da cuenta de los pequeños placeres. Por ejemplo. Cepillarse los dientes. El día del ingreso me dijeron que no podía cepillarme los dientes con mi cepillo de dientes, tampoco se puede usar pasta dental. Te dan un enjuague bucal y un palito con una especie de esponja (que parece más para hacer manualidades con mi sobrina de 5 años que para lavarse los dientes). Uno se somete y acepta... pero después empieza a extrañar limpiarse los dientes en serio... de verdad. Hasta que un alma caritativa sotomano te pasa hilo dental, pero no cualquiera... un hilo dental que es un flash. Lo trajimos de Argentina y creo que en estos momentos lo amo más que al dulce de leche. Es una pasada. Como dice Gus, mi querido cuñado, es un viaje de ida. Esos pequeños placeres, que uno normalmente con el ritmo de vida normal no valora o da por sentado, pero que realmente son grandes placeres. Y hablando de pequeños placeres... acabo de enterarme de que puedo comer Pringles y me dejan beber Fanta!!! Acabo de llamar a Luigi para que me traiga el vicio!!! Otro gran placer en forma de tontería. Al final los grandes placeres estan en la pequeñas cosas, de verdad.
Hoy es un día redondo. ;)

2 comentarios:

  1. Yo lloré con mi primera tortilla de patatas después de la primera quimio y una semana de vómitos y cagarrinas!!

    ResponderEliminar
  2. yo salí de la consulta del dostó y me fui al maldonal y de paso me hice unas fotos con ronal, jajaja

    ResponderEliminar